martes, 27 de diciembre de 2005

Un acordeón.

-Al aeropuerto internacional.

28 de Septiembre de 1997, once en punto de la mañana. En el parque de atracciones, muy cerca del tunel del terror, la máquina de amasar melcocha amasa melcocha. En ese instante, en un banco de la PLaza Villete, Felix Leer descubre que hay más conexiones en el cerebro humano que átomos en el universo. Mientras tanto, a los pies del Sacred Care, las monjas practican su revés. La temperatura es de 24º, la humedad del 70% y la presión atmosférica de 999 milibares.

jueves, 15 de diciembre de 2005

Reflexiones de autobus.

Hoy me he levantado con la intención de pasarme un largo día en Oviedo. Tenía clase de 12 a 14 y de 16 a 19 horas. Resulta que la primera clase la han suspendido, con lo que ahora, a las 12 de la mañana, no tengo nada que hacer en Oviedo. Pero, -¿qué mejor que contar lo que he ido pensando en el autobus de la que venía a este infierno?- me he dicho. Y a ello voy.

Por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender, hoy mi mente se ha ido volando y recordé unas palabras de un amigo cuando trataba de hacer entender a otro en qué consistía el "alternativismo". Ya sabeis, esa corriente de convers, chapas y demás. En principio no tiene una homogeneidad aparte de la vestimenta, al estilo ochentera. He conocido gentes uniformados de alternativos, indies o como pollas querais llamarlos (a partir de aquí será: "el alternativo"), que eran Ultra Sur. Otros acérrimos comunistas. Otros simplemente quieren ligar. Volviendo a las palabras del amigo, decían algo así: "si la masa va por una avenida caminando, los alternativos vamos por una calle paralela; si ellos cambian de calle a la nuestra, nosotros nos vamos y cogemos otra distinta". ¡Qué genial! Creo que recoge la esencia del hombre alternativo de forma más que precisa. Aquí fue donde mi mente comenzó a dar patadas en los huevos a la frase en cuestión, y no para criticarla, pues es muy precisa, sino para sacarle punta al asunto.

Lo sorprendente es que el alternativo es un individuo totalmente condicionado por la masa, el sistema o corriente predominante. Estamos de acuerdo con las palabras de mi amigo: "si la masa cambia de calle a la nuestra, nosotros nos vamos". Es una dependencia total del sistema. Ellos no tienen ideas propias. ¡Miento! Tienen una sola idea: estar en otro lado que la idea predominante. La misma palabra lo dice: alternativo. Pero alternativo a algo: a la corriente. El alternativo no cambia por si mismo, sino en función de la Norma, de los cambios del sistema. Si la corriente no varía, el alternativo no varía; si la corriente cambia su curso así mismo hará el alternativo. Cierto es que cambiará no en el mismo sentido sino al contrario, pero sigue siendo dependiente del primero. Es un movimiento sin ideario, sin principios, sin personalidad. Es un movimiento que tiene que estar mirando constantemente a la Norma para que no le toque (perdiendo en ese caso su condición de alternativo).

Veamos otros movimientos y comparemos. Dos muy dispares: los hippies y los Ultra Boys. Si todos nos volviésemos hippies, a los "originarios", o simplemente a los que ya lo son, seguramente no les importaría, o incluso se alegraría (más gente fumada). Su ideario no va contra algo, sino que es a favor de algo: de un estilo de vida, de un modo de pensar, etc. Y ese ideario lo mantendrán al margen del número de gente que lo apoye porque creen que es el correcto, bueno, acertado, etc. Lo mismo ocurre con los Ultra Boys del Sporting. Si todos fuésemos de su bando ellos encantados... o no, necesitan alguien a quien enfrentarse. Pero ellos quieren todos los efectivos que puedan lograr para vencer, ya sea cantando, animando, o dándose de ostias. Ellos no son conscientes de que necesitan al contrario porque su esencia es la lucha, si no hay oponente no hay competición. Pero el caso es que ellos no son conscientes de ello y tampoco importa que lo sean. Ellos, como los hippies, mantienen una ideas ("apoyar al sporting hasta la muerte" puede ser una idiotez pero no deja de ser una idea) que después querrán imponer (no así los hippies). Tienen ambos un ideario que opinan es el correcto.

Volvamos al alternativo. Él sólo tiene una idea: ir contra la corriente. Pero eso es una simple falta de idea. Es quedar a expensas de las ideas de los demás y no tener ninguna noción de lo que es efectivo, bueno, correcto, etc. Es caer en un relativismo donde da lo mismo mantener una opinión que la contraria, siempre, claro, que no sea la general. Vamos, que es tocar los huevos por tocarlos. El movimiento alternativo es un riachuelo sin personalidad subyugado al sistema contra el que quiere ir. Totalmente depediente de lo que rechaza. Contradictorio y estúpido, odia y ama. Diré incluso que es pueril. Muerde la mano que le da de comer. ¿Acaso hay algo más infantil?

¿Por qué ser alternativo? Yo creo que el movimiento en sí es estúpido y que por ello mismo la gente toma simplemente los elementos de él que más le convencen. Habitualmente es el plano estético el más exitoso. Estéticamente es bello. Su uniforme es muy llamativo y bonito. El problema actual es que está perdiendo su condición de alternativo ya que las grandes franquicias están apoderándose del mercado. El capitalismo se lo come todo, hasta la rebeldía (que tampoco los alternativos son rebeldes). Podemos encontrar en las grandes superficies el estilo. La masa se ha cambiado de calle. Lo alternativo ha pasado a ser la Norma. Están perdiendo su identidad. Necesitan ideas nuevas. Nuevos callejones. ¿Sabrán hacerlo? Ya he dicho que el alternativismo no es original, es ochentero. ¿A quién acudirán ahora? ¿Se está muriendo el espíritu alternativo por sus propias contradicciones? Si no encuentran una salida rápida, sin duda sí.

Me gustaría hablar a este respecto del arte moderno y como él escapa a la tradición que le precede, no por oposición como el alternativismo, sino por nueva creación. Quizá otro día que esta entrada me está quedando demasiado larga. Termino ya, sólo recordar un hecho significativo y estúpido: el de las chapas, que recuperadas por el movimiento en cuestión, son ahora rechazadas por el mismo al habérselas apropiado la masa.

Saludos.

lunes, 5 de diciembre de 2005

Vincet y Jules.

Y claro, recordando recordando, a mi cabeza vinieron los amigos Vincet y Jules. ¡Qué grandes! Sólo falta el señor Lobo.


Ezequiel, 25-17: El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por la avaricia de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque Él es el verdadero guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. ¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡¡¡Y TÚ SABRÁS QUE MI NOMBRE ES YAVÉ, CUANDO MI VENGANZA CAIGA SOBRE TI!!!

Bene Gesserit

No conoceréis el miedo. El miedo mata a la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino...


Ciencia ficción de la buena. Considerada la mejor novela del género, Dune es una obra que nunca dejaré de recomendar. Hoy estaba haciendo unos recados y, como me pasa con alguna frecuencia, me vino a la mente esa famosísima frase: "el miedo mata la mente". El miedo nos atenaza, agarrota y entorpece, nos hace tropezarnos y tartamudear. Nos fulmina como seres humanos. Nos deja inoperantes. El miedo mata la mente. ¡Debemos enfrentarnos a nuestros miedos y vencerlos! El miedo no se quedará en mí. Llegará, sí, pero no se alojará en mí. El miedo me mata. No se lo permitiré. Le venceré. Y cuando logre mi triunfo el miedo se alejará. Y yo sonreiré. Yo me sabré fuerte.

¡¿Quién dijo que la ciencia ficción era poco seria?! ¿Qué mejores estudios sobre la naturaleza humana que los hechos por obras como Blade Runner? ¿Quién supera una crítica social como la de Gattaca, Un Mundo feliz o la misma Dune?

viernes, 2 de diciembre de 2005

Un poco de teología.

Todos sabemos de algo a que llamamos Dios, de eso no hay duda. Menos fácil es descubrir la naturaleza de ese algo y muchos ríos de tinta negra han impregnado demasiadas hojas de papel. No seré yo, por supuesto, agnóstico de mi propio agnosticismo (menuda tontería), quien vaya a resolver alguna de las decenas de controversias al respecto, pero es bonito plantearlas.

Hoy me gustaría hablaros sobre la omnipotencia divina. ¿Es Dios omnipotente? Parece simple: sí, claro, ¿cómo no habría de serlo? Vaya Dios si no puede. Miento. Es bastante complicado y tiene antecedentes. Veamos.

Tanto las mitologías griegas como egipcias, que son mitologías porque ya nadie les ofrece culto y no por otra cosa, nos ofrecen una serie de dioses anclados en una jerarquía muy similar a la social de la época. Me remito más a la griega que es la que mejor conozco, pero todos sabemos del Dios Sol, Ra, encarnado en el Faraón. Pero ni Ra era todopoderoso ni su poder ilimitado. Más claro es el ejemplo Griego. A Zeus, la fiera Tifus, le llegó a vencer (socorrido posteriormente por Hermes), y el mismo Zeus huye cada noche de la misma noche. Los poderes de los dioses están limitados por los otros dioses y NINGUNO es omnipotente. Acerquémonos al viejo Aristóteles. Su Dios racional era un ente muy extraño: el motor inmóvil, mueve sin ser movido, es causa incausada, acto puro, etc. No nos perdamos en términos filosóficos, lo que nos importa es que el Dios de Aristóteles es un Dios que vive al margen del mundo porque tiene otra naturaleza, no actúa en el mundo más que como causa final a que debemos acercarnos poco a poco, pero nunca podrá ese Dios hacer que un asno pierda su forma y se convierta en piedra. Como sabemos, Aristóteles es el padre de la teología católica. No andamos pues lejos del punto fuerte. Antes que el viejo, está el de las espaldas anchas, el gran Platón. Breve seré. Su Dios, el demiurgo, era un organizador, un arquitecto que jugaba con las formas y arquetipos ya dados. En absoluto era omnipotente. Él no creaba, sólo jugaba. De hecho hay escritos en que no habla de uno, sino de varios demiurgos.

Vayamos al tema y dejemos aburridas disquisiciones (hermosísimas por otra parte). ¿Podría el Dios cristiano católico apostólico romano hacer que un triángulo tuviese más de tres lados y que la suma de sus ángulos fuese otra que 180º? ¿podría hacer que yo, Adrián, cambiase mi naturaleza y me transformase en mesa? ¿podría ir contra la Racionalidad? ¿Podría ir contra el Bien? ¿Contra la Justicia?

No nos aceleremos y veamos las consecuencias de cada respuesta. Si decimos que sí... uy, cuidado. Dios va más allá de toda racionalidad y su voluntad está por encima de principios éticos. Dios sería algo que actuaría por voluntad pura y no tendría que ser bueno ni justo, pues está más allá de esos conceptos. No podríamos decir de Dios que es el Bien ni la Justicia ni la Razón pues entonces se estaría sometiendo a principios, y hemos dicho que es omnipotente. Una dificultad más. Nuestra libertad dónde queda. Si él es omnipotente nuestra libertad queda subyugada a su poder que, por supuesto, nos abarca a nosotros y a nuestros actos (en caso contrario no sería omnipotente). ¿Dónde queda la ética y la moral cristiana? ¿Qué sentido tienen? ¿Por qué habría un Juício Final si nosotros no somos responsables de nuestros actos, subsumidos bajo el poder divino?

¿Estamos dispuestos a aceptar a un Dios que no se someta al Bien, la Justicia y la Razón? ¿Estamos dispuestos a abandonar nuestro libre albedrío?

Bien, vayamos al otro lado. No, Dios no es omnipotente, no lo puede todo. ¡Qué locura! ¿Y hasta donde llega su poder? ¿Puede hacer milagros aunque estos vayan contra las leyes racionales y naturales? ¿Puede realmente ayudarnos? ¿Puede intervenir en el desarrollo del mundo o es un motor inmóvil? Me acuerdo ahora de una cita de alguien que decía algo tal que: si Dios puede hacer algo y no lo hace por ayudarnos, es malvado y no es Dios; si no puede entonces no es todopoderoso, y no es Dios. De todas formas. Las limitaciones que ofrece la Razón son muchas. La naturaleza es racional. ¿Dónde entra Dios en toda ella? ¿Puede saltarse esa racionalidad? Si decimos que sí volvemos al punto de su omnipotencia. Si no puede intervenir nos acercamos a una figura creada por la razón, que es la del relojero. Es lo que se ha dado en llamar el Deísmo. No es otra cosa que una corriente paralela a la relición católica por parte de los ilustrados franceses. Planteaban un Dios que no era más un relojero que habia creado el mundo y lo había puesto en funcionamiento, dejándolo a su suerte. No interactúa con él y, por supuesto, no hace magia ni milagros ni parecidos. Es una buena idea, pero entonces ya no es el Dios del Nuevo Testamento. Es otra cosa.

Concluyamos. Esta discusión no es nimia. La primera postura la sostuvo San Agustín, la segunda Santo Tomás de Aquino. Es la segunda la que ha prevalecido. Todos sabemos que el padre de la escolástica y la voz cantante de la ortodoxia es Santo Tomás. Ser católico es seguirle en su doctrina (doctrina aristotélica por otra parte). Así que podemos concluir que la ortodoxia mantiene que dios no es omnipotente... pero ¿eso no es lo que me dijeron los curas del colegio? esto se complica demasiado. Creo que me voy a leer un rato.

Saludos.