sábado, 15 de mayo de 2010

Bibiana y los usos.

Encuentro esta actividad en un libro para la asignatura de Ética de 4º de la ESO:

Lee esta carta escrita para convocar una reunión. Vuelve a escribirla en lenguaje no sexista:

Queridos padres:
Los profesores de vuestro centro os invitan a una reunión que tendrá lugar el viernes día 10 para hablar de vuestros hijos y de sus actividades en clase. Esperamos vuestra asistencia debido a la importancia de la relación entre educadores y padres para el buen seguimiento del trabajo de los alumnos.


Y debajo una caricatura donde se ve a una señora que le dice a otra, interpretamos es la profesora, con cara de profunda vergüenza:

Desde luego esta carta no va dirigida a mí, que soy MADRE, ni a mi hija, que es una ALUMNA y, por supuesto, no te afecta a ti que eres una PROFESORA. ¿A quién va dirigida?


Con dos cojones.

Bibiana Aido ha logrado introducir el mayor de los disparates del movimiento políticamente correcto. El fin justifica la anormalidad. Y el fin es la diplomacia más corrosiva y absurda.

No falta ya, en ningún discurso público, la entrada "todos y todas", "niños y niñas", "alumnos y alumnas", y el más doloroso "ciudadanos y ciudadanas". Y lo curioso es que el orador, si bien es un analfabeto lingüístico, su lenguaje le sobrepasa intelectualmente (centurias de práctica) y, en el momento en que abandona su formulismo diplomático comienza a entonar la normalidad sin darse, si quiera, cuenta. Es decir, comienza a hablar sin detenerse a agradar a los policías de la moral más casposa ¿Por qué?



Un discurso, oral o escrito, en que cada vez que una palabra tenga un gemelo genérico deba ser articulada en ambas formas se convierte en un sinvivir o, más coloquialmente, un coñazo. Y es que el lenguaje es inteligente y se mueve por el principio de economía que elimina lo innecesario y busca las formas menos costosas. Es lo que los filósofos del lenguaje llaman los usos. Y el uso del lenguaje español ha dado con que el masculino, en la mayoría de los casos, es utilizado como genérico, referente de ambos sexos. Si yo, profesor, digo: a ver, chicos, podeis empezar el examen, no sólo lanzo mi peyorata a los que tienen pito, atañe a todos sin excepción. Ignorar esto es una cuestión de cinismo cuyos objetivos, seguramente, sean distintos a los morales.

Ser políticamente correcto y caer en la tentación del aplauso fácil es ser, o bien un ignorante o un hipócrita. Por mi parte, cualquier político que reclame para sí cualquiera de ambos calificativos ya es merecedor mi mayor desprecio.

Un saludo a todos y todas.

1 comentario:

  1. esta tremendamente de moda ser "politicamente correcto". que seria de esos politicuchos que no tiene otra cosa por la que luchar, mas que por chorradas que solo importan a la gente que tu mismo mencionas en la entrada, puesto que luchar por el bien social, hacer las cosas bien y de forma coherente no da que hablar, lo importante es que se sepa quien eres
    el problema es como bien se comentaba hace poco y que es atribuible a absolutamente todo el panorama nacional no solo deportivo, sino politico, economico y como no, educativo: "el 5% de la gente quiere información objetiva, datos contrastados y opiniones fundadas y reales, el resto solo quieren oir que su equipo es el mejor y el resto una mierda"

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